La pastelería es uno de esos negocios que se pone en marcha cuando los demás descansan: se trabaja de noche y se cierra por vacaciones cuando los otros han vuelto de las suyas.
Esto sucede de manera muy acusada con las fiestas, que suelen servir para el ocio y la diversión. ¡Pues vaya juerga nos corremos nosotros en esas fechas! Se trabaja el doble (¡o el triple!) elaborando productos que sólo hacemos unos pocos días al año.
Roscón de reyes
El año comienza con el roscón de reyes: harina, levadura, mantequilla, agua de azahar, azúcar, fruta escarchada y almendra tostada.
Nosotros seguimos elaborando nuestro roscón con una de las fórmulas más ampliamente conocidas, aunque con un toque personal.
Orejas
En febrero llega el carnaval y con él nuestras orejas, una masa frita parecida al pestiño o al bartolillo, que es otra de nuestras especialidades.
El truco de una buena oreja consiste en extender las porciones de masa tan finas como el rodillo y la destreza lo permitan. Por supuesto, en su terminación no pueden faltar la canela y el azúcar.
Torrijas
Semana Santa es tiempo de torrijas, muy jugosas y artesanas pues hacemos hasta el mismo pan.
Nos encantan las torrijas empapadas en almíbar aromatizado con pieles de cítricos, canela y licor, aunque simplemente fritas con una ligera capa de azúcar y canela, no desmerecen en absoluto.
Rosquillas
En San Isidro no pueden faltar las rosquillas: tontas, listas y de Santa Clara, para lo que necesitamos una buena provisión de huevos y azúcar.